CAMINO DE SIGÜENZA A BARBATONA

Alojarse en un castillo medieval no es cualquier cosa. Inspira y dispara la imaginación con vivencias medievales: sonidos, olores, sensaciones, cuentos,  soledad, oscuridad, gestas, caminos...
En este estado partimos desde Sigüenza al cercano pueblo de Barbatona, en busca de la Ermita de la Nuestra Señora de la ansiada Salud.
En el principio del camino zumbaron las motos,  no obstante, algún encuentro agradable hubo.
Pronto nos encontramos en un camino amarillo que nos llevaba entre pinos (y sin cruzarnos ni un alma) hasta la ermita, que resultó ser una señora iglesia románica con misa de una y todo. Repicaban las campanas de lejos anunciandolo.
Oímos el sermón de un cura bastante teatral y muy entretenido. Aprovechamos la sombra, el cómodo banco de madera y la belleza del interior del templo:  una bonita talla de Nuestra Señora de la Salud presidía  un retablo dorado, y éste estaba protegido por un enrejado tras el cual también se apostaba  el altar. Muy curiosa y antigua separación entre culto y fieles.
A la salida observe un cartel de Ciudadanos con Albert Rivera. Mañana son las elecciones, y allí estaba también la propaganda.
Volvimos filosofando sobre cielo, infancia,  humano y divino,  andando  garbosas por nuestro camino amarillo tan directo que nos confiamos, y al final tuvimos que dar un rodeo no previsto de 20 minutos cuesta arriba.
Con lo que las migas y cabrito que nos esperaban en nuestro castillo nos supieron aún más a gloria.

Mi castillo al fondo


Encuentros diversos

El camino ya es amarillo

Primera autofoto del día

Así era 

Nuestra Señora de la Salud

En la entrada de Barbatona un precioso prado. Todo estaba muy verde

Vuelta hacia Sigüenza

Este debió ser el bendito cruce de los 20 minutos

La sombrita feliz llegando. Aún no sabíamos lo de los 20 minutos de cuesta a las tres de la tarde


Entrando a Sigúenza

Nos gustó la estampa de la Catedral desde el Puente

Catedral de Sigüenza, impresionanate

Recuerdo a mi niña australiana ante del retorno al castillo