Desayunamos café y tostada tranquilamente, y después nos fuimos de capricho hacia el parque. Es muy frondoso y estaba clausurado en algunos tramos a causa del viento y de las ramas peligrosas. El parque no es tan grande como imaginábamos, aunque es precioso: con estanques, templetes, colinas, lagos y un edificio que van a habilitar como centro de cultura (el encargo lo tienen unos arquitectos amigos de Mercedes).
Mucha charla y deambular, y poco paseo, por lo que decidimos tomar una avenida ancha rodeada de muros con grafitis, salpicada de columpios, campos de fútbol pequeños (o de baloncesto), y estos parterres a los lados con hierba que, si quieres, pisas. Todo muy tipo nueva barriada.
Andamos finalmente 6 kilómetros, poca cosa, pero muy urbana y cómoda.
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Se aparca al lado de un camping, que ahora en enero está cerrado |
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Una de las plazas redondas |
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Ambas dos |