El encuentro, debido a los motoristas trialeros, no fue por ello menos campestre. La primera jornada nos mantuvimos al abrigo de las zonas marcadas, dando vueltas y revueltas sin faltar reiteraciones y diversas vistas de la la inefable urbanización de Los Angeles, caracterizada por sus ínfulas horteroides no carentes de gracejo. Al menos dos puentes que cruzan esas aguas misteriosas, donde increíblemente, algunos tiran la caña de pescar.
El segundo día mucho más productivo, con visita al Monasterio abandonado y rodeado de vacas y toros, en un paseo hermoso, una vez pasado el campo de golf.
La sorpresa final vino cuando descubrimos el curioso centro deportivo con bar con la música a todo trapo, ocupado por adolescentes jugando al boleibol en plena abullición primaveral-festiva, como corresponde a su edad. Bonito día, y además caminata productiva en km.
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Tempranito el sábado en el registro de la carrera |
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Saliendo: uno de los famosos puentes |
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Primeros pasos cerca del puente |
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Encuentros motoristas
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Cervecita en el muelle, al fondo Karmele, con la que charlé un rato el primer día |
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Segundo día: campo y campo bello |
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Monasterio de Nuestra Señora de la Losa |
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Celia en la Losa |
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El segundo día ya seguimos caminos más intrincados |
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Zona cercana al Monasterio de la Losa, rodeadas de toros y vacas.
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Soprendente chiringuito de gente del pueblo de San Rafael |
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Obsérvese el porte del chigingo |
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El que atendía, que era un encanto, nos hizo la siguiente foto |
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Ultimo encuentro en los Angeles de San Rafael, esperando a que viniera Quique para ir a comer |