Aunque es algo atípico, fue un maravilloso y activo día de campo, horadando rocas, limpiando y marcando caminos moteros ¿¿sin que sirva de precedente??
No faltó el fresco tinto de verano a la umbría del bosque, en un descanso de tanto quehacer.
Memorable fue la posterior excursión al puente de Napoleón, al lado de Robregordo, donde quise sentir su paso, y lo logré